martes, 4 de diciembre de 2018

DECÁLOGO PARA UNA COMUNICACIÓN EMPÁTICA

Esto significa para mi conseguir una comunicación empática. No se consigue fácilmente, pero estamos siempre a tiempo de mejorar.


lunes, 26 de noviembre de 2018

Metáfora para reflexionar

Cuando plantas una lechuga, si no crece bien no echas la culpa a la lechuga. Intentas encontrar las razones por las que no está creciendo correctamente. Puede que necesite fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca le echas la culpa a la lechuga. Sin embargo, cuando tenemos problemas similares con nuestros amigos o familiares solemos echarles la culpa. Pero si sabemos cómo cuidar de ellos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar al otro no tiene ningún efecto positivo, y tampoco lo tiene el intentar persuadir usando razones o argumentos. Esa es mi experiencia. No culpar, no razonar, no argumentar, solo comprender. Si comprendes, y demuestras tu comprensión, puedes amar, y las cosas pueden cambiar.


¿Qué ideas me han venido a la cabeza al leer este texto?

  • Cuando un alumno, un compañero, un familiar, un amigo; cualquier persona, tiene un problema, lo último que necesita es que le hagamos culpable de ello. Por eso, es una buena idea, intentar buscar entre los dos la situación.
  • No siempre el origen de los problemas tienen como único responsable a la persona que le ocurre. Hay veces que esa persona no tiene poder para cambiar la situación que le hace estar de una determinada forma. Es bueno escuchar a los demás, comprender. 
  • Si nuestros alumnos ven y sienten que lo que hacemos es ponernos en su lugar, tratar de ayudarlos a seguir ''creciendo'', las cosas mejorarán. 

jueves, 22 de noviembre de 2018

4 ACCIONES PARA MEJORAR LA EMPATÍA

Me propongo cuatro acciones que llevaré a cabo a lo largo de la semana para mejorar la empatía, esto me llevará a reflexionar y una de las cosas que más me gusta, conocer un poco más de mis alumnos. 

- Primera acción: esta semana hemos realizado un examen. Una vez que los entregue corregidos, voy a observar en silencio como reaccionan a la nota, tanto a las positivas como a las negativas. Y le preguntaré a algunos alumnos: ¿Cómo te sientes? ¿Por qué? Previamente intentaré averiguar qué es lo que sienten, para comprobar si coincide o no. 

- Segunda acción: tenemos un compañero en clase al que le supone mucha dificultad trabajar en grupo, y sus compañeros siempre se quejan por su actitud. Ante esta situación, les propondré que reflexionen y se pongan en el lugar del compañero. ¿Qué puede llevarle a actuar así? 

- Tercera acción: cuando algún compañero comente alguna situación negativa que le ha sucedido en clase, en lugar de quitarle importancia, intentaré ponerme en su papel e intentar entender como se ha podido sentir. Haciéndole ver que entiendo su enfado, su frustración. 

- Cuarta acción: esta semana voy a intentar tener un acercamiento a algún compañero con el que no haya tenido apenas relación. Descubrir así qué aspectos tenemos en común, qué características tiene una vez que le conozco un poco más.


¿Cuál es mi reflexión después de estas acciones?

Primera acción: he podido comprobar que los alumnos necesitan expresarse. Es bastante impactante, el hecho de ver que al entregar un examen suspenso, el alumno pueda cambiar la sensación que esto le causa simplemente expresándose y dando sus motivos. A partir de ahora, es algo que haré siempre.

Segunda acción: en esta ocasión los compañeros no supieron ponerse en el lugar del otro. Puede ser que en esas edades cueste un poco más. Sin embargo, el compañero al que le cuesta trabajar en grupo, fue capaz de decir qué es lo que menos le gusta de trabajar en grupo.

Tercera acción: una compañera nos contó en la sala de profesores, un problema que había tenido antes del recreo con un grupo de alumnos. Una compañera, con buena intención, intentó quitarle importancia al asunto. Sin embargo, yo la notaba preocupada y molesta. Y lo que hice, fue mostrarle que la entendía y que si me hubiera pasado lo mismo yo estaría igual. La sensación que me transmitió es que eso le hizo sentirse un poco mejor. 

Cuarta acción: debo reconocer que al principio no fue fácil, pero lo conseguí. Me acerqué a una compañera, que tras observarla, pude comprobar que había algo que le preocupaba. En un recreo, ambas coincidimos, y decidí interesarme por lo que le sucedía. Ella accedió a contármelo y yo, una vez más, me puse en su lugar y compartía su sentimiento. 

martes, 20 de noviembre de 2018

Reto 2: El antes y el después

He creado este artefacto digital para plasmar el antes y el después de mi compromiso con el optimismo. ¡Os invito a pinchar en el enlace y descubráis mi propuesta!

https://view.genial.ly/5bf33f18e1dc055e85642b6c/imagen-interactiva

lunes, 19 de noviembre de 2018

Mi compromiso de adaptabilidad y optimismo

Tras pararme a pensar qué acciones podría realizar relacionadas con estos dos aspectos que venimos trabajando en la unidad 3, llegué a dos que me parecieron viables e interesantes. 


ADAPTABILIDAD


¿Cuál es mi propuesta? Todos los días comienzo las clases con un saludo general en francés a toda la clase, que es ya ''nuestro saludo''. Propongo una acción muy simple, pero que implica utilizar un poco más de tiempo que el saludo habitual, primero porque no es al que se han acostumbrado, y segundo porque este será individual y cada día diferente. Por lo tanto, algunos alumnos dudarán en su respuesta. Puede ser preguntarles por su fin de semana, por algo que hayan hecho el día anterior, cómo se sienten en ese mismo momento, si hay algo que les preocupa o les pone contentos...  El objetivo de esto es establecer variaciones en las rutinas diarias a las cuales reaccionan muy bien. Pero, ¿cómo nos adaptamos a los cambios? Ellos y yo. 


OPTIMISMO

¿Cuál es mi propuesta? Durante la semana me propongo como reto (debo admitir que es todo un reto personal, puesto que soy una persona bastante negativa), cada vez que acabe la jornada detenerme unos minutos y reflexionar. Lo haré sobre los aspectos que han funcionado en clase, las actitudes positivas que han tenido los alumnos, pensar si hay algo en que he notado mejora... Y tras esa reflexión, anotarlo con palabras clave en una hoja de cuaderno. 


Y tras esta semana de realización, os muestro un apartado de REFLEXIÓN y RESULTADOS


Adaptabilidad: debo admitir que no he conseguido llevarlo a cabo todos los días. ¡Pensé que sería capaz! Pero ir a contrarreloj produce a veces que las cosas no salgan como una quiere. En ocasiones he priorizado las actividades y el contenido, dejando de lado mi reto semanal. Sin embargo, hay otros días que sí. Y para mi sorpresa, mis alumnos respondieron bien. Es curioso porque parece que ellos son capaces de adaptarse a todo con más facilidad que nosotros, ¿será porque ellos le dan la importancia que realmente tiene a cada cosa? Está claro que para ellos realizar mi propuesta no supone perder tiempo de clase, es una dinámica más. Todo lo contrario a mi pensamiento, que me ha llevado, en los días en que había muchas cosas que hacer en una sesión, a dejar de lado el reto y realizar nuestro saludo de siempre para ''perder menos tiempo''. 


Optimismo: mi reflexión para este apartado es que es realmente importante ver las cosas positivas que nos pasan en el día a día. Solemos centrarnos en aquello que sale mal, y eso nos provoca sentimientos negativos y nos perjudican, olvidando por completo aquello que sí ha funcionado, mejorado, surgido... Y esta semana he ido anotando algunas en un cuaderno para que no pasaran a un segundo plano. Cuando he leído las cosas que han ido bien en el cole, me he sentido bien y satisfecha, es un ejercicio que genera bienestar sin duda. Os dejo por aquí el resultado: 



viernes, 9 de noviembre de 2018

Mi perfil como docente

Es muy importante ser capaz uno mismo de detenerse y pensar qué tipo de aspectos te definen como docente. Hasta que no te ves delante de una clase no sabes hasta qué límites llegas. Este ejercicio de análisis sirve para conocernos más a nosotros mismos, que nunca está de más. 

Generalmente soy... 


no es tarea fácil saber a ciencia cierta qué estilo de profesor te define mejor. Seguramente, desde los ojos de otra persona puede que te defina un estilo algo diferente al que crees que eres. Sin embargo, desde mi punto de vista, considero que me define el estilo transformador. No soy partidaria de la memorización e intento cada día no dejarme llevar por la manera en que mis profesores me enseñaron. Pretendo cada día utilizar diferentes metodologías que ayuden a los alumnos a interiorizar el contenido y que la memorización no haga falta. 


También, a veces, considero que me define ser una profesora democrática. Cada clase que planifico, la hago pensando en ellos, en la forma de captar su interés. También intento crear relaciones cercanas, trabajar con ellos de forma que no se perciba una diferencia abismal entre docente y alumno, todos aprendemos de todos. 

Me caracterizo por ser paciente y tranquila. Esto me ayuda mucho a no perder los nervios rápido en clase, especialmente con aquellos alumnos que pueden ser más complicados de llevar dentro del aula.  


Algunas veces soy...

debo reconocer que, en numerosas ocasiones, no le doy importancia a los conflictos que surgen entre los alumnos, que para ellos, en ese momento, es una preocupación notable. Me explico. Muchas veces se acercan algunos alumnos a contarte que otro compañero se ha reído de su nota, ha dicho una mala palabra, le ha dirigido una burla, ha soltado un comentario que les ofende, etc. Y como siempre, la falta de tiempo, me hace contestar con un comodín: ''no te preocupes, ahora hablo yo con él''. Pero lo cierto es que me voy sin decirle nada a ese compañero. Y es porque quizá como adulta, no le doy verdadera importancia, y lo dejo pasar. 



Por otro lado, aunque cada día me mentalizo y me obligo a no subir el tono, cuando los alumnos hablan entre ellos, lanzan comentarios en voz alta, interactúan olvidando por segundos que tú estás en clase... empiezo dando avisos sin levantar excesivamente la voz, me quedo mirándoles en silencio. Pero, inevitablemente, cuando no hay forma de se callen, acabo dando un grito. Cuando acabo las clases, siempre me pregunto si desde fuera se escuchará excesivamente y me vuelvo a decir a mi misma que la próxima vez no gritaré... pero sigue ocurriendo. 


Me gustaría ser más... 

Segura. Puede que esto esté vinculado a mi inexperiencia como docente. Como ya he dicho en otras entradas, es mi primer año dando clases. Es cierto que con los alumnos no me ocurre esto. Pero a la hora de actuar fuera de las clases, la relación con los padres, todo lo que tiene que ver con el colegio, me da un poco más de vértigo. 

Cariñosa. Esto puede resultar raro. Pero es cierto. No soy una persona cariñosa en ninguno de los ámbitos de mi vida. Si que es cierto que soy muy alegre y cercana y ellos no se cohíben a la hora de darme cariño. No obstante, a veces me gustaría ser más cariñosa, sobre todo con los más peques. Y que más a menudo los abrazos salieran de mi.


Me gustaría ser menos... 

Despistada. Puesto que esto no me ayuda nada, y menos siendo especialista, que no paro de entrar en clases diferentes. Muchas veces se me olvida llevar a clase alguna hoja que tenía pendiente de entregar a algún alumno, dejo olvidado material en otras clases, etc.

lmpulsiva. Quiero ser capaz de contener las ganas de alzar la voz cuando pierdo el control de la clase. Debo aprender a controlar mucho más ese impulso de dar un grito para que se callen o los famosos golpes en la mesa, a los que a veces, debo confesar, también recurro. 

Mi escudo personal

Os dejo por aquí una pequeña síntesis de lo que soy, lo que tengo, lo que puedo hacer, y lo que quiero.



jueves, 8 de noviembre de 2018

Carta a una seño excelente

Estimada señorita Hortensia: 

Te escribo con todo el cariño que te guardo, pues hoy en día te recuerdo como una de las mejores profesoras que he tenido en toda mi etapa educativa. Eras, y lo sigues siendo, maravillosa. Pura delicadeza, ternura, paciencia, compromiso.

Me apetece contarte que he conseguido una de mis mayores ilusiones en la vida: ser profesora. ¿Cuántas veces nos hemos cruzado y me preguntabas qué tal vas? Y siempre quedaba algo por terminar, años de carrera por delante, objetivos pendientes, hasta que la vida me ha dado un golpe de suerte y ahí estoy, feliz porque lo he conseguido e ilusionada todo lo que me queda por aprender. 

Quiero contarte que dentro de mi papel como maestra, hay un poco de cada docente que ha marcado mi vida. Con mis alumnos intento ser comprensiva, entenderlos, sacar lo máximo de ellos. Estoy empezando, y aunque considero que tengo varias fortalezas, también soy consciente de que tengo otras debilidades. Amo lo que hago, y para mí, implicarme al máximo cada día no me supone ningún problema, porque lo hago con verdadero gusto. Eso no quiere decir que a veces no me agote, pero me encanta verlos aprender, enseñarles, ayudarles, animarlos a seguir aprendiendo, crear actividades que los motiven y eso me hace seguir. ¿Sabes? Una de las cosas que más me gustan es como me dicen: ¿seño hoy que vamos a hacer? Con ilusión. Porque ahí veo recompensado mi esfuerzo y mis horas dedicadas a crear actividades y materiales. 

Por otro lado, si que es cierto que a veces pierdo la paciencia. En ocasiones me encuentro perdida en temas burocráticos... ¿Y que te puedo contar del tiempo que disponemos entre clase y clase? Te habla una especialista que se lleva toda la mañana dando vueltas. Veo que muchas veces voy corriendo de un lado a otro, me agobio pensando que en las sesiones no dará tiempo a todo... y debo mejorarlo. Pero lo haré. Poco a poco. 

Supongo que por esto han pasado todos mis compañeros de profesión y que todo es cuestión de acostumbrarse al ritmo que supone ser maestro. Sin embargo, yo nunca te noté agobiada ni noté tus debilidades. Pero si noté el amor por tu profesión, el esfuerzo, y tu cariño. Ojalá mis alumnos noten lo mismo de mi y, por supuesto, me recuerden toda la vida con la misma ternura que yo te recuerdo a ti, querida seño. 

viernes, 2 de noviembre de 2018

Escuchar

La acción que me propongo realizar los próximos días parece fácil pero no siempre lo es. Cada día que entro por la puerta de todos los cursos a los que doy clase, siempre hay alumnos que corren hacia mi para contarme algo, puede tener relación con la escuela o no. Y aunque me encanta escuchar y alucinar muchas veces con su imaginación, sus inquietudes, sus conclusiones... no siempre lo llevo a cabo.


Como ya dije en mi presentación, soy especialista de Francés, y veo a mis grupos muy pocas horas a la semana. Sin embargo, me gusta conectar con ellos, conocerlos. Por ello, me comprometo a obligarme un poco más a dedicar tiempo a escucharlos. Que cuenten aquello que necesitan expresar y que vean que los demás estamos ahí interesándonos por esa historia, anécdota, etc. Confío en que esto les hará sentir mejor y reforzará las relaciones entre todos.


Imagina la escuela ideal


miércoles, 31 de octubre de 2018

Mis razones

A veces se vuelve muy complejo el hecho de manejar nuestros sentimientos y emociones para nosotros los adultos, pues para nuestros niños la complejidad se multiplica. Por ello considero fundamental aprender a manejarlas y conseguir que ellos sean capaces de hacerlo.

La escucha activa, pienso, es fundamental. Los niños tienen siempre mucho que contarnos y nosotros, a veces, no somos conscientes de ello. Me gustaría ser capaz de mejorar eso porque aunque se intente, en ocasiones, ya sea por falta de tiempo u otros motivos, dejamos de lado esta habilidad tan importante que permite a los niños expresarse. 

Por otro lado, la empatía. Para mi una característica imprescindible en cualquier persona. Ser capaz de ponerse en la piel de los demás nos ayuda a ser mejores y a entender el por qué de ciertas situaciones que generan otras personas. 



Presentación

Os doy la bienvenida compañer@s del curso #EduEmocionalMooc. 

Mi nombre es Claudia y soy profesora de Francés de Educación Primaria en dos colegios de Jerez de la Frontera (Cádiz). Es mi primer año dando clases y mis ganas de aprender son inmensas. Amo la docencia y disfruto cada segundo de todo lo que me brinda. Para mi, es una maravilla trabajar con niños, un trabajo duro a veces, pero muy gratificante. 

Me he adentrado en este curso porque no concibo la educación sin ese rasgo emocional del que espero descubrir cosas interesantes que poder llevar a cabo con mis alumn@s. Además de mejorar en este aspecto a nivel personal y en mi papel como docente.  


Imagen relacionada